Por : Morella Nieto
La mayoría de los estudios sobre inteligencia
emocional giran entorno a las personas como individuos, estudiando y analizando
su cerebro emocional, sin embargo algunos autores han determinado la necesidad
de estudiar la inteligencia emocional de grupos y de las organizaciones.
Al ser las organizaciones y los equipos de
trabajo grupos conformados por personas, toda la experiencia y conocimientos de
sus miembros están distribuidos por toda la organización, al conformar grupos
no solo puede verse la inteligencia emocional como una competencia individual,
sino que se puede percibir como una característica del equipo, siendo el líder el que construye la inteligencia
emocional del grupo, creando un escenario donde se apoye el desarrollo
emocional y cuando du influencia se asocia a impulsos positivos que propician emociones
constructivas.
Aspectos como la confianza que se pueda generar,
la identidad sólida del grupo y el arte de motivar a partir de la creación de
un ambiente innovador, creativo y sin limitaciones a nivel de desempeño, pueden
contribuir a que se fomenten las emociones positivas en la los equipos o grupos
de trabajo y de igual forma en toda la organización.
Para el autor Richard Daft en su libro la Experiencia
del Liderazgo, existen dos formas de dirigir que influyen significativamente en
las organizaciones: dirigir con amor o con miedo.
El miedo en las organizaciones: El temor puede
hacer que las personas no se sientan bien en su trabajo, crea un ambiente donde
se disminuye la confianza, el entusiasmo, la imaginación y la motivación,
debilitando también la comunicación y la relación con los líderes. El miedo
produce una serie de emociones negativas que son dañinas para las
organizaciones. Muchas veces ese miedo es motivado por el propio temor
arraigado en el líder y que puede verse expresado en forma de arrogancia,
injusticia, falta de respeto y egoísmo.
El amor en las organizaciones: el amor es una
de las emociones que puede generar un gran número de actitudes positivas en los
seres humanos. El amor y el interés en el grupo de trabajo por parte del líder puede
contribuir al crecimiento de la organización, porque genera confianza, respeto,
consideración, interés en los demás, comprensión y tolerancia, lo que facilita
la comunicación y fomenta las buenas relaciones entre los miembros de un grupo
y por ende de la organización.
En la práctica, el papel del líder en el
desarrollo de la inteligencia emocional de sus seguidores y el crecimiento de
la organización emocionalmente inteligente, es fundamental, por lo que su
propio aprendizaje, apropiación y puesta en práctica de las emociones positivas,
servirán de fundamento para la expansión y diseminación de la inteligencia
emocional en todas las personas que conforman la organización.
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